martes, 29 de abril de 2014

LA HOMOSEXUALIDAD NADA TIENE QUE VER CON LA VALENTIA


Leyenda de Maratón


En la ciudad griega de Atenas, las mujeres esperaban saber si sus maridos salían victoriosos o derrotados por los persas en la batalla en la llanura de Maratón (lugar ubicado aproximadamente a 42 km) debido que sus enemigos persas habían jurado que tras vencer a los griegos irían a Atenas a saquear la ciudad, y sacrificar a los niños.

Al conocer esto, los griegos decidieron que si las mujeres de Atenas no recibían la noticia de la victoria griega antes de 24 horas, coincidiendo con la puesta del Sol, serían ellas mismas quienes matarían a sus hijos y se suicidarían a continuación. Los griegos ganaron la batalla, pero les llevó más tiempo del esperado, así que corrían el riesgo de que sus mujeres, por ignorarlo, ejecutasen el plan y matasen a los niños y se suicidasen después.

El general ateniense Milcíades el Joven decidió enviar un mensajero a dar la noticia a la polis griega. Y aquí se mezcla la historia con la leyenda: Filípides, además de haber estado combatiendo un día entero, tuvo que recorrer una distancia de entre 30 y 35 km para dar la noticia, puesto que la ciudad de Maratón está al noroeste de Atenas, a no mucha distancia. Tomó tanto empeño en llegar a su destino a la mayor brevedad que, cuando llegó, cayó agotado y antes de morir sólo pudo decir una palabra: "νίκη" ( -Níki- victoria en griego antiguo).

Otra versión nos la da el historiador Heródoto. Según él, Filípides fue enviado hacia Esparta para pedir asistencia militar y poder repeler la invasión de los persas, quienes estaban avanzando hacia Maratón. Según Heródoto, Filípides corrió desde Atenas a Esparta en dos días, recorriendo 240 km. Los fundadores del C.O.I. tomaron la primera versión y fijaron la distancia de la carrera en 40 km, aunque existe una carrera anual en homenaje a esta gesta denominada Espartatlón (Spartathlon), que recorre la distancia desde Atenas a Esparta.[2] Pero no hay evidencia alguna de que en el mundo antiguo hubiera existido una competencia parecida al maratón moderno.[3]

De todos modos, dentro de la falange tebana actuaba un famoso cuerpo que a pasado a la historia. Era el Batallón Sagrado (hieros lochos) que comprendía 300 jóvenes hoplitas escogidos, quienes combatían por parejas. Este selecto cuerpo fue organizado por Górgidas en el 378 o en el 377 a.C. y estuvo, en todo caso, listo para entrar en acción en la primavera del 376 a.C. Varios autores antiguos coinciden en destacar los vínculos homosexuales que unían entre sí a los miembros del Batallón Sagrado, una homosexualidad que les impediría cometer en el campo de batalla, delante de su amado, un acto tachado de vergonzoso. Cada guerrero se esforzaría todo lo posible por defender a su compañero, por mostrarse valeroso y no deshonrarlo con su cobardía, jurándose lealtad, fidelidad  y también se esforzaría por mantenerse con vida él mismo como es natural.

Puede sorprender, aún en la Grecia clásica, el ver un batallón compuesto exclusivamente por soldados homosexuales, quienes vencieron incluso a los más rudos lacedemonios. Pero es que el sistema del agrupamiento por parejas se mostró tremendamente efectivo y la propia legislación tebana legitimaba, protegía y potenciaba este tipo de vínculos homosexuales que debían estar muy extendidos en la ciudad. Tebas exigía de los soldados de este batallón una dedicación total al ejército, del cual ellos eran la élite. Se trataba de un cuerpo profesionalizado mantenido a sueldo por el Estado, que en tiempo de paz guarnecía la ciudadela de la Cadmea y en época de guerra ocupaba la vanguardia del ejército. En la primavera del 375 a.C. el Batallón Sagrado se cubrió de gloria en Tegira, al destrozar dos moras lacedemonias, y es aquí donde, actuando como un grupo compacto, mostró su capacidad de penetración en la falange contraria. Después se convirtió en una pieza básica del orden oblicuo de Epaminondas transformándose en su principal brazo ejecutor, al formar en el ala izquierda de la falange tebana.

Heródoto escribió que Filípides recorrió los 246 km que separaban a Atenas de Esparta en 2 días. Lo escribió 30 a 40 años después por lo que es bastante probable que Filípides sea una figura histórica. Pero el primer relato escrito conocido sobre una carrera de Maratón a Atenas es del escritor griego Plutarco (46-120), en su ensayo A la gloria de Atenas, donde atribuye la carrera a un heraldo llamado Thersippus o Eukles, no Filípides. Luciano, un siglo después, lo atribuye a Filípides. Parece probable que, en los 500 años transcurridos desde la época de Heródoto a la de Plutarco, se haya confundido la historia de Filípides con la de la Batalla de Maratón, y que algún escritor imaginativo haya inventado la historia de la carrera de Maratón a Atenas. Al parecer Filípides no hizo el recorrido Maratón-Atenas (42 km) pero seguramente si hizo la de Atenas-Esparta (246 km).

Muchos creen que sólo por Filípides el maratón recibió su nombre, pero eso es incorrecto, ya que en general los soldados griegos eran excelentes corredores y tras la batalla de Maratón todo el ejército ateniense debió correr la distancia Maratón-Atenas para llegar a la costa de su indefensa ciudad antes que los barcos persas. Cuando los persas llegaron no podían creer la increíble fortaleza de estos soldados y abandonaron sus intentos de conquista. Así pues, la proeza de la carrera de Maratón a Atenas debería atribuirse antes al atlético ejército ateniense que corrió a toda prisa, para defender su distante ciudad que a un Filípides que posiblemente no estuvo allí; y si estuvo, corrió junto con los demás.

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